Algunos Fringilidos

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Picogordo
Coccothraustes coccothraustes
Ningún otro pequeño pájaro de la avifauna europea tiene una estructura tan compacta y robusta como el Picogordo, Coccothraustes coccothraustes. A ello contribuyen la cabeza muy grande, el fuerte y cónico pico y la cola corta. El cuello es extraordinariamente grueso y le da al volar una extraña apariencia como si el pájaro dispusiera de unas alas desproporcionadamente cortas para un cuerpo tan grueso y una cabeza tan voluminosa. El color general del plumaje es el pardo anaranjado con alas negruzcas y reflejos verdosos, morados o azulados. Las plumas cobertoras forman una franja alar blanca ancha y muy visible. El macho adulto tiene la cabeza castaña o pardo rojiza, que llega hasta la parte superior de la nuca, que es gris en el resto. La frente es más pálida. La espalda es marrón y las partes inferiores pardo-rosadas, llegando a blancas en las plumas infracobertoras de la cola. El mentón y la parte superior de la garganta son negros, formando como un pequeño babero muy visible. Este color se extiende desde la base del pico hasta detrás de los ojos. Las rectrices centrales de la cola de color castaño y negro tienen el extremo blanco formando una notoria franja terminal. Las primarias tercera a quinta forman alineación en el extremo; de la sexta a la novena su extremo final negro tiene una muesca en la parte interior y una punta exterior saliente, dibujo que les da una extraña apariencia cuando se puede observar el pájaro de cerca o en la mano. El pico es la característica más acusada y visible por su gran tamaño, forma muy cónica y color. En la primavera los machos lo tienen azul metálico como pavonado, muy brillante y con el extremo negruzco y la base de la mandíbula inferior amarilla. A partir del otoño se vuelve amarillento y este color persiste hasta los últimos días de febrero o primeros de marzo. La intensidad del azul es variable individualmente y con el mes. En marzo comienza a cubrirse el amarillo con manchas azules y tres semanas después la coloración se ha completado. Las hembras tienen más reducida la superficie azulada del pico, que no suele sobrepasar mucho la mitad basal de la mandíbula superior y los laterales. En ellas es también acusadamente más pálido y grisáceo todo el plumaje, sobre todo en la cara y partes inferiores. También la mancha negra de delante y alrededor de los ojos queda muy pequeña y no sube por el borde superior del pico como en los machos.
Los jóvenes picogordos carecen del babero negro en el mentón y parte superior de la garganta y son muy amarillentos en la cabeza, garganta y pecho, excepto en la parte central e inferior de éste, que son blancos. Sobre él se descubren estrechas bandas negras que son más intensas y onduladas en los flancos. Los jóvenes machos pueden ser distinguidos relativamente bien de las hembras jóvenes por el color negro que se define alrededor del pico y por tener las partes inferiores más oscuras. Los tarsos y los pies son pardos en invierno y color rosado o coral en primavera. Donde hay variación, subjetiva, es en el color de los ojos. Mountfort (1957) señala que su color es blanco inmediatamente después de muertos. El mismo ornitólogo los define como rosa ámbar cuando se examinan a la luz del sol, pero cuando el Picogordo se excita, como cuando se le maneja para anillarlo, sus ojos se vuelven de un intenso color chocolate rojizo.
El Picogordo es un poderoso pájaro que, en función de una alimentación basado en semillas duras, ha desarrollado una extraordinaria musculatura en el cráneo para el movimiento de las mandíbulas. Dos unidades de músculos actúan a la vez: una desde encima y detrás del cráneo y la otra alrededor de la región orbital. Esta gran masa muscular es la que ocasiona el considerable tamaño de la cabeza del pájaro. Los huesos de las cerezas y aceitunas son partidos con relativa facilidad. La rotura de aquellos, aun haciéndolo por la sutura de las dos cáscaras, supone la aplicación de un esfuerzo equivalente a una carga de 30-47,5 Kg. Los huesos de las aceitunas necesitan un esfuerzo mucho mayor. En las pruebas realizadas, no menos de 53-80 kg. de carga serían necesarios. Estas sorprendentes cifras deberían ser consideradas en relación con peso del pájaro vivo, que da un promedio de 55 gr (Mountfort, 1957).
El hábitat típico en primavera de Picogordo está formado por bosques de especies caducifolias, grandes jardines y parques y, localmente, en bosques de coníferas. Sin embargo, debe admitirse que este pájaro puede ser encontrado en los lugares más inesperados a condición de que no esté lejos algún pequeño curso de agua o una charca, sobre todo, zonas de arbustos y matorrales bien crecidos, huertos de frutales, sotobosques, árboles aislados en pleno campo, etc. Ocupa, asimismo, variados niveles que van desde la línea costera hasta altitudes que rayan en el límite de la vegetación arbórea.
Normalmente vive en parejas durante la primavera y a partir de julio se le ve en pequeños bandos que casi siempre son grupos familiares formados por no más de cinco-nueve pájaros. En el otoño se pueden congregar muchos, en especial en zonas de abundante alimentación y, donde son comunes, a menudo pueden reunirse de 15 a 30 picogordos. Bandos mayores son raros y los que se han citado de 200-400 pájaros, verdaderamente ocasionales, por lo menos en Iberia y en Europa occidental. En el suelo come agachado con las cortas patas flexionadas, pero camina y salta con agilidad a pesar de su aspecto pesado. Si se alarma, se mantiene erguido en una curiosa posición y puede erizar la parte posterior del píleo que se corresponde con la porción castaña más oscura. Es tímido, y en cuanto presiente peligro vuela a esconderse con inusitada rapidez. Se le ha comparado con un cohete, y en verdad que los grupos asustados volando desde el suelo salen a una velocidad increíble hasta ocultarse entre el follaje próximo. En vuelo corto su trayectoria es recta, pero en mayores distancias se aprecia bien una continua y marcada ondulación. Habitualmente, para trasladarse de un árbol o de un bosque a otro relativamente alejados, vuela por encima de la campiña a alturas no inferiores a 50-100 metros y muy a menudo más alto de 200 metros. Al hacerlo así, solitario o formando un pequeño grupo, su silueta es inconfundible y lo mismo la nota usual, un abrupto y breve, pero penetrante ¡¡tsik!! o ¡¡tsik-tsik!! Se posa casi siempre en las ramas altas de los árboles, sobre todo durante la época de la reproducción, y estudiar sus costumbres y descubrir a las parejas que posiblemente aniden es realmente difícil. Solamente cuando baja al suelo para comer semillas o al ver éstas destrozadas entre la hierba o al pie de un árbol, y la cercanía de agua que el pájaro necesita imperiosamente, nos lo pueden descubrir. Es agresivo en grado sumo hacia otros de su misma especie y también a los demás pájaros que acuden a la comida o a beber junto a él, aunque se trate de especies de mucho mayor tamaño. Sin embargo, al cogerlos en la mano no atacan como lo haría, por ejemplo, un Carbonero Común, Parus major, pero su picotazo es doloroso.
Ya se ha dicho cuán hábil es el Picogordo para romper las fuertes cáscaras de muchos frutos y semillas. El interior del pico está provisto de unas estrías donde quedan bien sujetas las semillas o los huesos de frutos mientras el pájaro realiza el esfuerzo de partirlos. Durante la primavera y parte del verano normalmente comen en las ramas altas de los árboles y en el otoño e invierno bajan a menudo al suelo para recoger las frutas caídas bajo los árboles. Rara vez se alejan de éstos a no ser para beber. Si se les asusta, vuelan inmediatamente hasta la copa de los árboles más próximos, y no se alejan de la zona, pero tardan mucho en volver al suelo, haciéndolo con grandes precauciones. Si se trata de un bando, cada pájaro va bajando con lentitud por las ramas mirando atentamente a un lado y a otro. Nunca bajan todos a la vez. Tienen gran querencia a cualquier lugar donde la alimentación sea abundante, y un bando o grupo familiar no abandonará el lugar hasta no dejarlo agotado. La variedad de semillas comidas en todo tiempo es grande. Sin embargo, sienten preferencia por los grandes frutos de especies forestales como el Olmo, Ulmus, Carpe, Carpinus, Arce, Acer, Haya, Fagus, comiéndolos desde que comienzan a formarse en el verano y mientras duran hasta el comienzo del invierno. En el otoño e invierno los picogordos buscan en los matorrales y arbustos los frutos de la Rosa silvestre, Rosa, Majuelo, Crataegus y otros y, por último, a finales del invierno comen los brotes tiernos del Roble, Quercus, y los retoños del Tejo, Taxus, despreciando las puntas. En la primavera comen una buena cantidad de orugas que encuentran en las hojas de los árboles, tales como Operophthera brumata y Tortrix viridana, lo mismo que grandes escarabajos, como el Ciervo Volante, Lucanus cervus, y el Escarabajo de San Juan, Melolontha. Muchas veces los captura al vuelo, pero otras cuando se posan en las hojas. En plantaciones de cerezos los picogordos acuden durante el invierno y se posan bajo los árboles recogiendo y comiendo allí mismo las semillas. No todos los huesos de cerezas pueden ser abiertos. El que se resiste a ello es abandonado inmediatamente y recogido uno nuevo del suelo. También pueden acudir a zonas donde se ha realizado alguna plantación de legumbres. Mountfort recoge la observación de González Díez del gran destrozo que ocasionan en las plantaciones de garbanzos. También Tait (1924) en Portugal señala sus ataques a los semilleros de nabos. En la Península Ibérica, sin embargo, no es mucho problema este pájaro, porque los grandes bandos son raros y la mayoría se concentran en hayedos o en los olivares, donde sus daños son insignificantes comparándolos con los producidos por otros pájaros. Los bosques de coníferas también les atraen. Chapman (1910) los observa en actitudes acrobáticas en los alerces, Larix, comiendo las piñas maduras. Tait (1924) dice que eran conocidos en Portugal por comer las duras semillas de Pinus pinea.
El canto del Picogordo es corto y desprovisto de notas líquidas y musicales y sonando un tanto gutural. Tucker y Nicholson lo interpretan como ¡¡Tchi-tchi... ter-ui-ui!! Hay, no obstante, variaciones y muchos incluyen notas más musicales que recuerdan las que emite en vuelo. También, mientras se mueve por entre las ramas de los árboles, lanza un corto y suave ¡¡sib!!, que quiere recordar algo la misma nota del Camachuelo Común, pero no tan repetida y apresurada. Al volar en distancias apreciables entre dos árboles lo hace onduladamente y un ¡¡tsik!! es oído en cada ascenso. Si está alarmado emite un ansioso y sibilante ¡¡kíu!! Al cogerlo en la mano a menudo abre el pico y lanza un gutural y penetrante ¡¡srriiit!! Desde febrero, si el tiempo es cálido y soleado, se puede escuchar el canto del Picogordo. En los primeros días de junio son pocos los que cantan y después del día 20 es raro que lo haga alguno. Cantos esporádicos se oyen fuera de época. Mountfort observó machos en pleno canto tan pronto como el 16 de enero y tan tarde como un 20 de julio y un 16 de septiembre. Realmente este pájaro canta poco y no es fácil poder escucharlo a menos que sea abundante o que se consiga mantener bajo observación una pareja establecida desde el mes de marzo. El buen tiempo tiene una gran influencia en la conducta de Picogordo, que es cuando más visible se hace. Con lluvia, tiempo nuboso o frío se le ve muy pocas veces. Las hembras también cantan, pero más débilmente. Varios machos juntos en el invierno pueden cantar a dúo muy débilmente y este hecho no es infrecuente en el norte de Iberia en huertos de frutales, sobre todo en enero. No se dispone de mucho espacio aquí para resumir las teorías desarrolladas sobre la audición de un extraño silbido producido por este pájaro al volar. Para algunos observadores (Pounds, 1972) la especial forma de las plumas primarias y secundarias puede ser determinante del fuerte silbido que recuerda al producido por un cohete en miniatura que pasara sobre nuestra cabeza. Sin embargo, Mountfort (1972) comenta esta sugerencia y en su opinión el sonido es producido por el rapidísimo batir de las alas con el que el Picogordo compensa la desproporción existente entre la superficie alar y el peso, comparándolo, por ejemplo, con el Pinzón Vulgar, Fringilla coelebs. Para él, Coccothraustes necesitaría un 40 por 100 más de superficie en las alas o perder un 40 por 100 de su peso. El equilibrio al volar debe guardarse con el rápido batir de alas, puesto que la gran cabeza y cuello son realmente desproporcionados al resto. Este sonido sería parecido al que producen algunos pájaros tropicales (Trochilidae), que con relativamente pequeñas alas las baten a un promedio de 80 veces por segundo.
El cortejo nupcial ha sido magistralmente descrito por Mountfort. Al principio de la primavera los machos, con el plumaje de la cabeza, cuello y pecho bien esponjado, se acercan con precauciones y zigzagueando al lugar donde indiferente se encuentra la hembra. Esta los recibe a menudo en actitud hostil, pero la insistencia de aquellos pronto la vence. En una segunda etapa, y con el cuerpo muy derecho, bajan las alas hasta tocar con sus extremos el suelo en una forma que recuerda a un pingüino, manteniendo a la vez la cola desplegada. Ya empieza la hembra a interesarse y se agacha teniendo las plumas muy lisas y pegadas al cuerpo. Inesperadamente salta hacia un lado o vuela y es seguida por el macho, quien realiza una profunda reverencia, mostrando el parche gris de la nuca al llevar prácticamente su pico hasta los tarsos o el vientre. Inmediatamente el macho, con las alas desplegadas, camina hacia la hembra y ésta extiende el pico hasta que aquél, en una misma postura, llega casi a tocarlo, cerrando el cortejo con esta ceremonia que los ornitólogos denominan «el beso». Los machos visitan el territorio elegido varias semanas antes de iniciarse la construcción del nido. A menudo el Picogordo cría en pequeñas colonias y consecuentemente el territorio que cada pareja defiende es muy pequeño. Otras, una sola pareja ocupa un bosque entero. Una vez que el macho con su canto ha sido capaz de atraer a una hembra, se producen los cortejos que someramente se ha descrito. Es corriente que el macho alimente a la hembra trayéndole comida y dándosela en el pico. Entonces ésta, en una acción común con otros fringílidos, gira o se mueve de derecha a izquierda. Cada macho elige el lugar donde se ha de emplazar el nido y empieza construyendo los cimientos del mismo. Lo hace a una altura muy variable, pero casi siempre por encima de los tres metros. La nidificación comienza a finales de abril o en la primera decena de mayo. La mayor parte de los nidos están en árboles grandes y en viejos frutales, pero también en arbustos frondosos. El nido, que es completado por la hembra, está formado por raicillas, delgados tallos y líquenes y el interior forrado con raicillas muy finas y pelos o crines. Generalmente cada puesta está formada por cinco huevos, pero las hay de cuatro, seis y siete. De dos y tres son muy raras. Tienen color gris azulado o verdoso pálido, aunque existe mucha variación y los hay de color gris, beige claro con manchas grisáceas, garabatos, rayas y punteado fino pardo negruzco. Muchos tienen dibujos oscuros, gotas y flecos muy finos e incluso gruesos trazos de color sangre negruzca. Un huevo atípico no infrecuente puede ser uniformemente azul pálido con muy ligero punteado y sin dibujos. Para 100 huevos de origen británico, Joudain obtuvo un promedio de medidas de 24,2 x 17,4 mm., con un máximo de 27,6 x 17,1 mm. y un mínimo de 19,8 x 15,7 mm. La mayoría de las puestas no están completas hasta mayo y muy a menudo hay nidos todavía en construcción después del 15 de este mes. Una sola puesta es normal, pero posiblemente en zonas favorables muchas parejas efectúan dos. La incubación, sólo por la hembra, que es alimentada en el nido por el macho, dura nueve-once días (nueve días y medio, Hosking; nueve-catorce días, Harrison; once-trece, Newton; once, Mountfort). Los pollos al nacer poseen plumón blanco, largo y abundante y el interior de la boca tiene en la parte delantera del paladar un color rojo púrpura y el resto, incluida la lengua, es rosa. No hay puntos oscuros en ésta, pero sí unos salientes blancuzcos; las comisuras son amarillas. Son alimentados por ambos adultos con insectos y orugas. Estas en gran cantidad, pues no es raro que en cada picada aporten más de una docena. A los diez-doce días dejan el nido y son atendidos fuera de él por lo menos durante otros quince días. Newton (1972) da un período medio de estancia en el nido de trece-catorce días. Los nidos se mantienen limpios por la retirada continua de los sacos fecales por los adultos.
El Picogordo extiende su área de reproducción por casi toda Europa continental e islas del Mediterráneo. Falta en Islandia, Irlanda, y en Escandinavia es local en el sur de Suecia, no criando en Noruega y Finlandia. En las Islas Británicas no es escaso, pero sí local en la mayoría de los condados. En toda Europa se muestra como un pájaro poco abundante o quizá sea mejor decir que se ve poco y esto puede falsear relativamente la estimación de su densidad. En la Península Ibérica ocupa una reducida extensión en la mitad Oeste, que alcanza localmente a Andalucía y a Galicia. Muy posiblemente algunas parejas aniden en el norte de la provincia de León, donde se ven en plena primavera, pero no hay evidencia de que críe. En el País Vasco sucede lo mismo. Sospeché hace años (Noval, 1967) su nidificación allí, pero no se ha encontrado nido alguno desde entonces. En Asturias se ve numeroso por todas partes en enero, febrero y marzo. Observaciones ocasionales en hayedos en abril se producen casi todos los años. ¿Se trata de migrantes retrasados? En Portugal no parece ser raro, sobre todo en la mitad meridional. No obstante, las observaciones primaverales son escasas. En el resto de la Península se muestra como muy local y, aunque poco estudiado todavía su status, parece que la población nativa oscila mucho de unos años a otros. En toda su área europea se muestra como migrador parcial. Muchos permanecen, si la alimentación es abundante, en sus zonas de cría, pero otros emigran hacia el Sur y Sudoeste. En el País Vasco su paso es numeroso y notorio en septiembre y octubre. En primavera se ve menos, pero no existe duda de que la gran cantidad de picogordos que se observan por toda la zona cantábrica desde finales de febrero son los componentes de un flujo migratorio hacia los demás países europeos. En el invierno se muestra errático y formando pequeños grupos o bandos, rara vez numerosos, recorre la campiña procurando no alejarse mucho de zonas arboladas. Refiriéndose a España, Mountfort (1957) daba la siguiente distribución o status para esta especie: «Residente en pequeño número en las provincias de Santander y el País Vasco y algunas veces localmente numeroso. Cría alrededor de Salamanca, Valladolid, Madrid y en los valles fluviales de los ríos que tributan al Tajo. Residente bastante común al sur de Sierra Morena, particularmente en Granada, siendo estos picogordos muy semejantes a la raza típica del norte de Africa. Hay registros escasos de cría en el interior de las provincias de Murcia y Valencia. Un número reducido permanece en las provincias del Norte y Centro durante el invierno, pero la mayoría emigran hacia el Sur, donde los bandos son algunas veces numerosos. Las principales áreas de invernada son los encinares y alcornocales o los bosques mixtos y huertos que flanquean el curso del Guadalquivir desde Córdoba a Jerez de la Frontera, el Coto Doñana y alrededores de Málaga. Es claro el paso a través del Estrecho de Gibraltar.»
En la actualidad ha disminuido bastante como nidificante, pero es numeroso en invierno, aunque las observaciones no son regulares y sí más bien ocasionales o escasas. La costumbre de volar alto, y sobre todo su timidez, no permiten establecer un status exacto. En Baleares se presenta en el invierno y las capturas y observaciones son esporádicas. Por el Estrecho, Thiollay y Perthuis lo observaron escaso volando hacia Marruecos. En veinte días de octubre solamente 84 individuos. Es muy posible que exista un paso de picogordos europeos más a Oriente. Varios han sido recuperados en Argelia con anillas alemanas y de Suiza.
De acuerdo con Vaurie, la subespecie típica de Europa es la denominada coccothraustes, que en el sur de Iberia puede gradualmente pasar a la raza buvryi, del noroeste de Africa, más pálida en ambos sexos, con el obispillo gris puro sin tinte amarillo o beige y medidas alares inferiores: 94-103 mm. (98,5) en 20 machos medidos frente a 100-110 mm. (104) en 15 machos del sur de Europa. Existe todavía mucho campo de trabajo en la determinación del status de esta especie en España y Portugal, sobre todo en la mitad norte peninsular, donde posiblemente críen más parejas de lo que las observaciones realizadas hasta ahora harían suponer.



Camachuelo Comun (pyrrhula pyrrhula)
DESCRIPCIÓN: Mide unos 15 cms. y destaca sobre todo su capirote, mentón, alas y cola negra, siendo el plumaje del macho rojizo por debajo y gris por encima, mientras ambos colores desaparecen en la hembra, para convertirse en un uniforme color café claro. De frente veremos 3 colores de arriba abajo: negro-rojo-blanco-negro en el macho; y en la hembra: negro-pardo-blanco-negro. Contrastando con el color oscuro de las alas aparecen dos barras blancas, bien observables en vuelo, y obispillo e infra coberteras caudales también blancas (carácter identificativo en vuelo y que le distingue igualmente del Picogordo). Su reclamo es un /wiiip/ lánguido, suave y sin demasiada sonoridad.

HÁBITAT: Si bien éste es un pájaro cuyas áreas de distribución habituales no llegan hasta nuestra provincia, su presencia es constada en nuestros Montes de Málaga como ave invernante (quizá no todos los años). Bosques, matorrales, frutales y cultivos son los lugares elegidos para este pájaro sedentario y común en sus entornos propios en prácticamente toda Europa, hasta la cornisa cantábrica y área pirenaica. Lo veremos siempre en árboles, muy poquitas veces en el suelo, a veces formando pequeños bandos invernales. Es un pájaro que se encuentra a gusto en los bosques de coníferas.

COSTUMBRES: Su alimentación es a base de semillas, yemas y brotes de árboles, flores y frutos silvestres. Puede causar daños en los cultivos; así, un bando de Camachuelos puede llegar a comer las yemas jóvenes de un huerto en pocas horas, de modo que en lugares de mayor abundancia los agricultores los consideran como plagas. Llega a poner 3 puestas anuales, y la incubación la realiza la hembra en un nido construido a base de materia vegetal diversa y no demasiado bien terminado. Se cree que la pareja se aparea de por vida. Es una característica propia de insectos y aves la presencia excepcional de una gónada masculina y otra femenina en el mismo animal, dando lugar a un individuo hermafrodita. Debe existir dimorfismo sexual en la especie para que esto pueda comprobarse. Aparece en general entre pájaros canoros, constatándose el caso de un ejemplar de Camachuelo común que siendo "ginandromorfo" (ésta es su denominación científica) mostraba una librea muy particular: si se miraba de un perfil aparecía como un macho, y, del otro, como una hembra. Se desarrollan pues ambos plumajes en un mismo ejemplar.
Aunque en las aves el único ovario que se desarrolla es el izquierdo, ello no impide que tal duplicidad de plumaje sea indiferente a este hecho, apareciendo el propio del macho ó de la hembra tanto a un lado como a otro.





El camachuelo picogrueso (Pinicola enucleator) es una especie de ave paseriforme de la familia de los fringílidos. Se le encuentra en los bosques de coníferas de la taiga en el hemisferio norte: desde Escandinavia, hasta Canadá, pasando por Siberia y Alaska.

Descripción

Mide entre 19 y 22 centímetros, tiene un cuerpo grueso de aspecto compacto. Tiene un pico ligeramente parecido al de un piquituerto: grueso, fuerte, y con la parte superior ligeramente ganchuda.
Es una especie que presenta dimorfismo sexual. El macho combina en su plumaje el rojo y el gris, mientras que la hembra es amarilla y gris. En ambos sexos, las alas son negras con una doble banda blanca.

Distribución y hábitat

Habita toda la banda latitudinal de los bosques de taiga. Se le encuentra en bosques de coníferas maduros en los que haya arbustos con bayas y abedules.
No es un ave por lo general migradora, aunque en ocasiones realiza desplazamientos masivos al sur en otoño-invierno.

Comportamiento

Es un ave difícil de ver y huidiza en época de cría, aunque en invierno es mucho más confiado pudiéndosele ver en áreas urbanas.
Se alimenta de semillas, bayas, y brotes de los árboles.



Jilguero


Carduelis carduelis

N
o es necesario extenderse mucho en la descripción del plumaje del Jilguero, Carduelis carduelis. Esta especie es sobradamente conocida por todos, ornitólogos y aficionados a la Naturaleza. Si algún pájaro es apreciado, éste ocupará los primeros lugares. La espalda y los flancos son castaños, color que en tonos variables y más próximos al beige se extienden al pecho. La máscara roja que ocupa toda la cara desde la frente hasta la parte superior de la garganta es un rasgo inconfundible. Alrededor del pico hay una línea negra y el mismo color tienen la cabeza y nuca. El centro del pecho y el vientre son blancos. Las alas negras tienen una buena proporción de amarillo, excepto la segunda primaria, que carece de él, y hay en las puntas de las primarias y secundarias unas pequeñas manchas blancas muy visibles. La cola está ligeramente ahorquillada o escotada, es de color negro y las rectrices tienen las puntas blanquecinas. En la pareja exterior de cada lado hay una mancha blanca ovalada grande, que puede tener el mismo tamaño en la tercera rectriz, contando de fuera a dentro. Normalmente ésta tiene sólo una pequeña mancha que aveces es imperceptible. Este plumaje es adquirido por muda completa en agosto-septiembre. La distinción entre machos y hembras no es difícil cuando tienen el plumaje completo. El color rojo de la cara en los machos pasa casi siempre por detrás de los ojos, pero no en las hembras, en las que queda al mismo nivel del borde posterior y más a menudo no llega a él. También puede ser distintivo, más difícilmente apreciable, el color negro en los machos adultos de las cerdas que nacen sobre la base de la mandíbula superior o «bigotes», como los denominan los pajareros y que en las hembras son grises. Sin embargo, éste no es muy buen distintivo, puesto que algunos machos, no pocos, en su primer año de vida pueden tener cerdas de color gris o negro poco intenso, lo que origina confusión. Además, sucede que algunas hembras también las tienen gris negruzcas. Las hembras en su primer año de vida tienen «bigotes» siempre gris claro, nunca negruzcos. También otra distinción todavía más insegura puede ser el color de los hombros. Los machos adultos tienen el vértice flexor negro o negruzco y las hembras generalmente pardo, moteado en las jóvenes y también en algunos machos. Igualmente en machos adultos el color negro de la cabeza es más extenso y oscuro, sin el punteado pardo grisáceo que a menudo se observa en muchas hembras adultas. El pico de los jilgueros adultos es cónico, pero largo y puntiagudo, y tiene color blanco rosado con punta oscura; los tarsos y los pies son de color carne y el iris de los ojos, pardo oscuro.
Los jóvenes antes de la muda tienen las partes superiores pardo grisáceas con puntos más oscuros y también rayas. Las partes inferiores, mentón, garganta, pecho y flancos son pardo blancuzcos. Las alas y la cola son como las de los adultos, pero hay en las puntas unas manchitas beige. En la cabeza carecen completamente del color rojo y negro.
Durante la época de la reproducción frecuenta campiña arbolada, huertos de frutales, parques, jardines, bosques e incluso el interior de ciudades y pueblos. También campo abierto, pero menos frecuente como nidificante. A partir de agosto los bandos se reúnen en terrenos despejados, monte bajo, rastrojeras, cultivos y en zonas abiertas, siempre buscando las cercanías de riachuelos, charcas y marismas. Normalmente viven en parejas solamente durante la cría, y aun así no es infrecuente ver varias juntas en vuelo formando pequeños grupos. Los jóvenes se agrupan inmediatamente que son capaces de defenderse, comiendo con independencia de los padres. Así, el Jilguero es durante gran parte del año una especie gregaria, y los bandos pueden estar formados por centenares de individuos. Habitualmente come en el suelo y sobre las plantas parásitas o los arbustos. En estos últimos adopta posturas acrobáticas, y se vale de su afilado pico para extraer las semillas, sobre todo de los cardos y otras plantas compuestas. En el suelo camina a saltos y se desenvuelve bien, manteniéndose en postura bastante erguida y llevando la cola bien pegada al suelo. En los árboles y arbustos prefiere posaderos altos. Si lo hace en una caña baja, pronto se lanza al suelo. Vuela con rapidez y potencia. En vuelos cortos recuerda una mariposa y más bien revolotea. Pero en distancias grandes lo hace de forma tan ondulada que se ha dado en llamar «vuelo danzante». En él los jilgueros no son silenciosos, y su voz musical los identifica en seguida, aunque no seamos capaces de distinguir el color del plumaje.
Describir el agradable y musical canto del Jilguero es empresa difícil e inútil, puesto que es un pájaro tan popular y apreciado que pocas son las personas que no lo han observado de cerca alguna vez. La combinación de notas musicales y gorjeos, junto con silbidos melodiosos y alguna nota raspante que no todos intercalan, es sonido habitual en la campiña Ibérica. Su voz más conocida, un ¡tsuit-ui-ui! o ¡tliu-ii!, es una habitual forma de llamada del macho a la hembra, o al revés.
Durante el tiempo de la reproducción y aun antes, a la vez que lanzan este agradable sonido, giran a derecha e izquierda el cuerpo o simplemente la cola. Si los jilgueros se muestran agresivos entre ellos, emiten continuamente un sonido gutural regañante que se puede representar malamente por ¡gerrr...!
Los jilgueros comienzan a cantar, si el tiempo es soleado, en el mes de febrero. A menudo, a primeros de mes, pero más corrientemente desde el 15 en adelante. Canto en enero es ocasional. Con mayor fuerza lo hacen durante toda la primavera, y solamente quedan silenciosos en agosto y septiembre. Octubre contempla una reactivación en el canto, que cesa en noviembre y diciembre. Aun así, con tiempo excepcionalmente cálido, lo hacen a menudo.
La alimentación es fundamentalmente vegetal, pero también incluye una pequeña parte de insectos. De todas las plantas, los cardos son los favoritos y los campos donde crecen pueden concentrar centenares de pájaros. Pero también comen otras muchas semillas y brotes de plantas y árboles. Están especializados por la estructura de su pico en comer las de plantas de la familia Compositae, especialmente los cardos, como ya se ha dicho (Carduus y Cirsium), pero también el Diente de León, Taraxacum officinale, el Cardillo, Senecio vulgaris, y otras plantas (Centauria, Dipsacus, Filipendula ulmaria, Stellaria, etc.). Los brotes y yemas de los árboles que picotea y come más son los del Olmo, Ulmus, Abedul, Betula, Aliso, Alnus, etc. Estos, al final del invierno, y las plantas y semillas en todas las épocas. Entre los insectos dominan sobre todo larvas de Lepidóptera, Diptera, Hymenóptera y pequeños Coleóptera. La búsqueda de alimento obliga a los jilgueros a viajar distancias considerables en un solo día. Otras veces un campo de rastrojo los entretiene allí durante muchas horas. La necesidad de beber y bañarse es perentoria en ellos, y a no ser en épocas de excesivo calor, normalmente lo hacen por la mañana y al atardecer.
El cortejo de los machos es un espectáculo no difícil de observar. El Jilguero es un pájaro de carácter agresivo y fácilmente irritable. Las peleas entre los machos, e incluso entre macho y hembra, son frecuentes, y se realizan en pleno vuelo de forma realmente espectacular y acompañadas de su típica voz regañante. En marzo los machos que ya están emparejados se acercan al posadero de la hembra y adoptan una curiosa postura, abombando el lomo y girando a derecha e izquierda mientras estienden ora un ala ora la otra, probablemente tratando de que el color amarillo de las plumas se destaque aún más y extendiendo la cola para que las «alubias» blancas de las rectrices sean también visibles. Las hembras no son seres pasivos ante estas demostraciones de los machos, síno que colaboran a ellas de forma muy curiosa, girando el cuerpo a un lado y a otro. El cortejo incluye, además, que los machos ceben a las hembras, mientras éstas, agachadas, entreabren las alas, que sufren un temblor muy acusado.
La nidificación puede empezar en abril y ocasionalmente en marzo. En la última semana de abril se han visto muchas veces ya pollos volanderos. Sin embargo, como norma general, la mayoría de las parejas comienzan a construir en Iberia el nido entre el, 10 y el 30 de abril. En zonas especialmente abrigadas del Norte y del Sur, hay muchas puestas completas, y las hembras incubando en abril. Cada nido es una obra de arte que la hembra se esmera en hacer de forma impecable, y que abandona si nota que ha sido manipulado, aunque sea sólo ligeramente. Está formado normalmente por una compacta masa de musgo, raicillas, hierba seca, líquenes, lana y plumón vegetal, forrado en su interior con más lana y algunos pelos y plumas. Colocado en la rama lateral de un árbol o un arbusto, las alturas del suelo varian entre 1,8 y 10 metros. Ocasionalmente, más bajos, y también a mayor altura. Pero casi siempre entre dos y tres metros. El nido es tan pequeño que, con frecuencia, es difícil de encontrar, a no ser por la alarma de los pájaros cuando nos acercamos. El retraso en su construcción es debido muchas veces a que los jilgueros buscan poder ocultarlo bien entre las hojas y, en realidad, que casi siempre lo consiguen. Los árboles frutales, perales sobre todo, y los emparrados, son preferidos. También las coníferas, y en jardines donde hay alguno de estos árboles, sobre todo Cupressus, no falta un nido o dos en ellos. En pueblos y ciudades son habituales en jardines, anidando en plantas exóticas. Incluso en algunos pueblos del Norte se ven criar todos los años en matas de geranios en balcones que caen sobre calles de intenso tráfico. También en plantas trepadoras olorosas, árboles de adorno, etc.
La puesta normal está formada por cuatro-cinco huevos. A menudo las hay de tres y seis, y son muy raras las de siete. Su color es blanco azulado y habitualmente tienen puntos y manchitas de color que varía desde el negruzco al violáceo o el rosa. A menudo se agrupan en el extremo más ancho, y también hay huevos muy poco moteados, casi blanco azulados uniformes. Jourdain, para cien huevos colectados en Gran Bretaña, obtuvo un promedio de medidas de 17 x 12,8 mm., con un máximo de 19 x 13,5 mm. y un mínimo de 15,5 x 12,2 mm. D'AImeida, para once recogidos en el norte de Portugal, obtuvo una media de 16,6 x 12,4 mm., con extremos de 16 a 17,1 x 11,4 a 12,9 mm. Son lisos y brillantes, y la hembra incuba sola a partir de la puesta del tercer huevo. Si se la molesta, los abandona muy fácilmente. Muchos nidos de jilgueros se pierden en primeras puestas a causa de la falta de una suficiente cobertura vegetal y fuertes lluvias, no infrecuentes en abril, destrozan los nidos y enfrían las puestas. Las hembras son alimentadas en el nido por los machos, y durante doce-catorce días incuban sin apenas moverse. Al nacer, los pollos están cubiertos parcialmente con un plumón gris negruzco, relativamente largo y espeso. El interior de la boca es rojizo y se vuelve violáceo en el paladar. Los ángulos posteriores de la lengua son más pálidos, pero no se forman puntos bien definidos. Las comisuras son de color crema.
Ambos adultos alimentan a los pollos con una mezcla de semillas e insectos, más aquéllas que éstos. Durante trece-dieciséis días permanecen en el nido, y al salir continúan siendo atendidos por sus padres por lo menos por otra semana más. Agrupados en pequeños bandos familiares, ocasionalmente los adultos ceban a los jóvenes aun después de muchos días de haber dejado el nido. Cada pareja realiza un mínimo de dos crías anuales y tres son frecuentes también. Los pollos que se ven volanderos en agosto, y alguna vez en la primera semana de septiembre, deben corresponder a terceras puestas.
Carduelis carduelis es una especie ampliamente extendida por Europa, criando desde el sur de Escandinavia hasta el norte de Africa. A causa de su popularidad fue introducido en Australia, Tasmania, Nueva Zelanda, Argentina, Bermudas y Norteamérica, incrementándose de tal manera que es ahora allí un pájaro común en los jardines, salvo en el último país, donde puede haber llegado a quedar extinguido. En la Península Ibérica es un pájaro muy abundante. Se reproduce también en Baleares, donde es común y hay una mayor densidad en algunas zonas. Se aprecia claramente un decrecimiento en varias regiones, como, por ejemplo, en el País Vasco. No quiero decir que las continuas capturas para enjaular tengan la culpa de esta situación, porque jilgueros se han cogido siempre, y en mucha mayor proporción que ahora. Hay otras causas, como el creciente uso de herbicidas en los campos, que pueden ser origen de descenso en las poblaciones. Tribus enteras dejilgueros con canto, que los aficionados distinguían bien por sus peculiares emisiones de notas y redobles, han quedado exterminadas.
El Jilguero que vive y se reproduce en Iberia es más pequeño de proporciones que el del resto de Europa, que vemos aquí en otoño e invierno. A estos últimos se les llama «cabezones», en atención a lo grande que tienen cabeza y pico. Además, su coloración es distinta. El rojo es más vivo, no tan oscuro, y hay mayor contraste con el blanco y el negro de la cara y cabeza. Incluso en el carácter, el Jilguero europeo es más agresivo y canta peor. Su voz es menos líquida y musical, y «rasca» más veces. Algunos jilgueros tienen las manchas blancas de las rectrices de la cola muy grandes. Incluso estas «alubias» están presentes en las tres rectrices exteriores de cada lado, no sólo en las dos últimas. Estos pájaros son conocidos como «jilgueros reales» por muchos pajareros europeos, que tratan de buscarlos por todos los medios, por tener un canto más fluido y musical.
Carduelis carduelis parva es la raza que Vaurie (1959) asigna para la Península Ibérica y Baleares, no admitiendo la subespecie propeparva, de Von Jordans (1923) para Mallorca. Nuestra raza se separa principalmente por las características que se apuntan arriba. Es más pequeña que la europea Carduelis carduelis, y tiene un pico más corto y fino, pareciéndose en el color de la espalda más a la subespecie carduelis britannica, por ser más oscura y menos rojiza.
Los jilgueros españoles están sujetos a partir de agosto a un erratismo invernal que los puede llevar lejos de su lugar de nacimiento, por lo que sabemos hasta ahora. Así, los que nacen en Asturias tienen un área de dispersión superior a la calculada.
A partir de octubre son ingentes las cantidades de los que llegan de más allá de los Pirineos. Prácticamente la gran mayoría de los jilgueros británicos abandonan aquellas islas y siguiendo el litoral Atlántico de Francia y sobrevolando las Landas, llegan a Iberia. De las recuperaciones de anillados (Newton, 1972) se deduce que hay una concentración grande en la zona Cantábrica y la Rioja, pero también muchos alcanzan el centro de España, e incluso el sur de Andalucía y norte de Africa. Sin embargo, su principal área de invernada queda en las dos terceras partes del occidente peninsular, faltando o siendo muy escasos en Cataluña y Levante, donde posiblemente es reemplazada la raza britannica por la carduelis del resto de Europa. La presencia de estos jilgueros foráneos durante el invierno se observa fácilmente. Su colorido, estructura de la cabeza y mayor tamaño general los hace inconfundibles.
El paso primaveral es muy notorio por toda la Península a partir del mes de marzo, y se extiende durante abril y los primeros días de mayo. No obstante, hay lugares donde la concentración de jilgueros en paso es muy notable. Así, en el País Vasco se ven a millares volando sobre los campos muy cerca de la costa, y también siguiendo el litoral por encima del mar. El paso es constante en lugares ya tradicionales en que, por la especial configuración del terreno, los pájaros vuelan a baja altura y con fuerte viento del Sur se ven obligados a vuelos rasantes por entre los matorrales y la misma hierba. Lo mismo en la costa Mediterránea que en la Cantábrica, los bandos de jilgueros volando rápidamente hacia el Norte en el mes de abril son un espectáculo inolvidable. En algunas zonas norteñas, el paisaje ha sido transformado por la industrialización y las autopistas, pero los jilgueros siguen pasando en gran número. Vuelan en grupos de diez-cincuenta individuos, y ocasionalmente más. Algunos se ven dispersos, y el paso no se interrumpe en todo el día, aunque hay un máximo en las primeras horas de la mañana hasta las ocho (hora solar) y también en las últimas de la tarde.
En el otoño la llegada es menos espectacular, pero no inferior en densidad, casi por los mismos lugares, notándose una tendencia a volar menos por la línea costera, buscando más directamente el interior. Entonces los jilgueros se estacionan por campos y rastrojeras, comiendo numerosas semillas silvestres, cardos y cardillos. Muchos millones deben invernar en los campos andaluces y castellanos. El vuelo hacia Africa a través del Estrecho de Gibraltar es un hecho notorio que atestiguan, entre otros ornitólogos, Thiollay y Perthuis (1975), quienes desde solamente dos puestos de observación, del 1 al 20 de octubre controlan el paso de 1.739 jilgueros. Pineau y Giraud-Audine (1976) consideran a Carduelis carduelis, junto con Acanthis cannabina, como el fringílido invernante más común en el norte de Marruecos. Las recuperaciones de anillados procedentes de la mayoría de los países europeos se suceden todos los otoños e inviernos, y no puede por ello hacerse aquí ni siquiera un corto resumen.






NOMBRE COMÚN: VERDERÓN

NOMBRE CIENTÍFICO: CARDUELIS CHLORIS
FAMILIA: FRINGILLIDAE
DESCRIPCIÓN: Si bien el Verdecillo (Ver ficha) era el menor de los fringílidos, ahora se nos presenta el mayor de ellos, el Verderón común con una longitud de unos 15 cms. Pizón regordete y de cola corta ahorquillada, es de color verde amarillento con una marcada franja amarilla en el borde de sus alas (rémiges primarias), que resalta claramente sobre el fondo de su cuerpo más apagado. De pico poderoso, de color carne, bien adaptado a su tipo de alimentación granívora, y patas pardo rosáceas. El vuelo es ondulado y muestra claramente que obispillo, rectrices externas y primarias (puntas del ala abierta) son de color amarillo, lo que le distingue del Lúgano, éste de similar diseño, pero donde esos finales del ala se cambian por la supracoberturas secundarias, ó, lo que es lo mismo, franjas amarillas pero en la parte más interior del ala (más cercana al dorso); igualmente, el Verdecillo se parece más al Lúgano, pero carece de rectrices externas de color amarillo (bordes laterales de la cola). Alas por debajo, de intenso amarillo y blanco sucio con una banda negra al final de la cola. Estos colores se realzan en primavera cuando el desgaste de sus plumas viene a remarcar la intensidad de sus zonas más verdosas. Canta desde lugares altos, posaderos o copas de los árboles. Tiene el Verderón un trino nasal característico, zumbante, monótono y prolongado, aunque también exhibe un canto de melodía agradable. Le gusta cantar cuando vuela lento y a baja altura batiendo despacio sus alas. La hembra es de color más tenue y uniforme, con el color del obispillo mucho menos marcado. Los jóvenes son muy rayados, pero manteniendo la franja alar amarilla en el borde del ala, que les distingue de otras especies.

HÁBITAT: Sedentario en toda Europa, aunque grandes contingentes de estas poblaciones realizan movimientos migratorios juntos a los efectivos de las áreas más septentrionales y orientales de Escandinavia y Rusia, netamente migradores. Así, y como en otras especies, su número se ve muy incrementado en nuestro país durante la época invernal. Frecuente los ambientes más variados, desde manchas de coníferas, siempre abiertas a áreas menos arboladas donde buscar alimento, bosques de ribera, frutales (sobre todo naranjales), cultivos, fincas rústicas, parques y grandes jardines urbanos, palmerales, incluso terrenos cercanos a la costa.

COSTUMBRES: Fabrica su nido a mediana altura, generalmente en alguna horquilla del árbol. Incuba la hembra mientras el macho aporta alimento al nido. Sus, a veces, tres puestas anuales, con hasta 6 huevos cada una de ellas, beneficia notablemente el mantenimiento de una especie, que, por lo demás, encuentra buen cobijo en los ambientes humanizados, donde muestra cierta preferencia a nidificar en los cipreses que hallamos en parques, jardines y cementerios. Alimenta sus crías principalmente a base de lombrices e insectos. Se hace muy gregario durante el invierno, moviéndose en bandadas junto a otros granívoros. Se alimenta sobre todo de frutos y semillas, habitualmente comiendo en el suelo, en terrenos baldíos entre las malas hierbas y rastrojos, ó también erguido sobre una flor de girasol junto a Lúganos o Verdecillos; asimismo, le resulta muy apetitosa la semilla de cáñamo.






Serinus citrinella 12-13 cm.






El Verderón Serrano es un pájaro muy sociable fuera de la época de reproducción que es fácil de observar en pequeños bandos comiendo en el suelo y posándose en grupos bastante ruidosos muy a menudo en árboles, sobre todo en alerces. Su conducta recuerda a la del Jilguero, incluso cuando en la primavera las parejas se hallan dispersas. Vive en zonas montañosas por encima de los 1.000 metros, pero no suele rebasar los 2.000 metros. En España existe en la Cordillera Cantábrica, en los Pirineos, Sistemas Central e Ibérico, donde hay certeza que se reproduce, pero observaciones primaverales existen incluso en Sierra Nevada.

Como frecuentemente vive en bordes de bosques de montaña o cerca de campo abierto y praderas consume innumerables semillas, posándose acrobáticamente a veces en los tallos de las plantas gramíneas, pero también muy a menudo recogiéndolas del suelo donde es difícil de descubrir y resulta muy manso, por que el observador se puede acercar a dos metros de distancia sin que con frecuencia el pájaro se dé cuenta, tan atento está a picotear entre la hierba.

Identificación: Los machos tienen la parte anterior de la cabeza, el mentón y la garganta de color verde amarillento que se extiende al pecho, al centro del vientre y a las plumas infracobertoras de la cola. Los flancos son verdosos teñidos de gris y la cola muy escotada, y las alas marrón negruzco y a través de ellas se distinguen dos bandas amarillentas. La espalda es verde olivácea y el obispillo amarillo verdoso. La nuca y los lados del cuello son grises. Las hembras tienen en general el color más apagado y manchado de pardo.
Nidificación: La hembra construye el nido generalmente en árboles y a gran altura, comenzando su construcción de la última semana de abril a mediados de mayo. El nido es pequeño y está formado por hierbas secas raíces y líquenes, forrado con plumón de cardo raicillas y plumas, la puesta es de 3 a 5 huevos de color azul verdoso con manchitas y rayas; la incubación, sólo por la hembra dura de 12 a 14 días, la alimentación de los pollos corre a cargo de la pareja, los pollos vuelan sobre los 18 días; en años de abundancia crían varias veces.
Alimentación: Generalmente semillas, para la ceba de los pollos consume muchos insectos.
Hábitat: Montañas y riscos



Verdecillo

NOMBRE COMÚN: VERDECILLO

NOMBRE CIENTÍFICO: SERINUS SERINUS

FAMILIA: FRINGILLIDAE
DESCRIPCIÓN: De muy pequeño tamaño, poco más de 10 cms., el verdecillo combina el amarillo verdoso de su cabeza y pecho con el resto del cuerpo más parduzco verdoso y listado de manchas oscuras. Su obispillo amarillo es característico en vuelo para ambos sexos. Hembras y jóvenes carecen de las demás tonalidades amarillas y el moteado es mucho más marcado. Pico rechoncho y pequeño que le diferencian del Lúgano (ver ficha). Una vez oído, es fácil de recordar su chirriante y apresurado canto (parecido en algunas fases al del Triguero), que realiza desde posadero o en pleno vuelo.

HÁBITAT: Es sedentario, y al igual que como veíamos con el Pardillo común (ver ficha), sus poblaciones se incrementan en invierno con remesas extra pirenaicas y movimientos trashumantes desde el norte del país a zonas más meridionales. Está bien distribuido y, en las últimas décadas, su hábitat natural mediterráneo se ha desplegado hasta el centro y norte de Europa, desde donde obviamente las poblaciones de esta especie son netamente migradoras, en evitación de inviernos demasiado rigurosos. Habita en Canarias y la mayor parte de Baleares. Es fácil de ver o escuchar, desde las lindes del bosque hasta los campos de naranjos y olivares, así como áreas más humanizadas (jardines, parques urbanos, campos de cultivo, huertos) donde en la especie se encuentra muy bien adaptada.

COSTUMBRES: Por su condición de especie canora, ha sido sometido durante mucho tiempo a una fuerte presión cinegética, y aunque unas veces lo era sólo para placer de nuestros oídos, como pájaro de jaula, en otras, lo hacía, sin derecho alguno a elección, para complacer el incomprensible apetito de nuestros estómagos, convirtiéndose, junto a otros fringílidos y currucas, en elemento insustituible de la típica "fritá de pajaritos", codiciado tanto en bares como en ambientes familiares. Afortunadamente, en la actualidad, nuestro "chamariz" (denominación popular) ya no se ve sometido al acoso de antaño, al igual de cómo ocurría con otras especies (verderones, pardillos, jilgueros, lúganos, currucas, etc.). Es pariente próximo del canario, si bien su canto es mucho más de gorjeos rápidos y sin melodía clara. Nidifica en árboles y arbustos, a no demasiada altura, generalmente en una horquilla. Ambos congéneres alimentan a los pollos en las dos puestas anuales que incuba sólo la hembra. Su vuelo de exhibición es mariposeante, parecido al del Lúgano, del que se diferencia además de por el tamaño del minúsculo pico de aquél, por las franjas laterales amarillas de la cola y capirote y mentón negros de éste. Se alimenta sobre todo de grano, semillas y malas hierbas. Su condición de gregario se acentúa en invierno.





Pardillo Común

NOMBRE COMÚN: PARDILLO COMÚN

NOMBRE CIENTÍFICO: CARDUELIS CANNABINA
FAMILIA: FRINGILIDAE
DESCRIPCIÓN: De pequeño tamaño, cola relativamente larga y un intenso color rojo en la frente y en el pecho es el recuerdo que nos queda de este pájaro, si hemos topado con un macho en la época de cría (colores que pierde en cautividad y en invierno). El resto del plumaje es mucho más discreto, aún así, el color gris de su cabeza y cuello contrasta con los pardos, algo rojizos, y listas oscuras, en su dorso y flancos. En reposo es característica una franja alar blanca contrastada con negro en el borde de sus alas. El abdomen es de color claro. Durante el invierno, el Pardillo macho pierde ese vistoso color carmín, y su plumaje se hace mucho más homogéneo en todo su cuerpo, quedando relegado a tonos ocres y pardos, así como marrones más claros en los flancos ventrales. En este momento es fácil confundirlo con las hembras (algo más listadas que él) y los ejemplares más jóvenes (aún más marcadas las listas que estas últimas). En cualquier caso, entre ellos existe una siempre presente pero sutil diferencia facial si son observados de perfil. A título de curiosidad, tenemos que decir que aquella pérdida de color del macho es mucho más aparente que real: los bellos matices de su frente y pecho quedan cubiertos en invierno por finas barbillas de color pardo amarillento que terminan desgastándose hasta descubrir en verano la deseada tonalidad roja. Gorjeo melodioso y aflautado canto lo han convertido, al igual que otras especies canoras de nuestros campos, en pájaro de jaula en nuestro país. En su vuelo ondulado, donde no deja de emitir su nota característica, son de destacar para su identificación las áreas blancas de sus alas. En nuestra provincia se le conoce con el nombre de "Camacho", pero no debe confundirse con el Camachuelo común que es una especie totalmente distinta (ver ficha.-)

HÁBITAT: Es sedentario y su número se incrementa a partir del otoño, con motivo de movimientos migratorios hacia el sur durante la época invernal, hasta incluso cruzar muchos de ellos el Estrecho, generalmente las poblaciones más centrales y norteñas de Europa. Los desplazamientos son en bandos y a baja altura. Se distribuye por toda la Península. No constituye el bosque de pinos su entorno preferido, sino más bien es amante del sustrato herbáceo, por lo que será más fácil encontrarlo en los bordes del pinar, zonas más abiertas, matorral (jarales y retamares), en las solanas de nuestros cortafuegos y tierra baldía en general; llegando hasta viñedos, huertos y grandes parques urbanos. En invierno, entre las citadas, gusta también de ocupar áreas más litorales, zonas de vegetación baja y saladeros costeros.

COSTUMBRES: Suele nidificar en el estrato arbustivo más bajo (menos de un metro). Nido en copa, con un total de hasta 3 puestas anuales, puede albergar casi 15 huevos por temporada, lo que beneficia notablemente a la especie. Puede criar en colonias, pero no demasiado densas (de hasta una docena de parejas). En zonas de alta montaña, acomodados a un hábitat más abierto, la pareja tiende a nidificar de forma más solitaria. Casi siempre identificado en arbustos y en árboles poco elevados, desde los que pueden cantar en solitario o a coro. En invierno se hace mucho más gregario. No podemos decir por tanto que sea una especie demasiado abundante en nuestro Parque. Su nota de vuelo es parecida al del Verderón común. Como buen fringílido, se alimenta básicamente de semillas, si bien no desdeña pequeños insectos que pueda encontrarse en su camino




EL PARDILLO SICERÍN
Descripción.

Tiene una longitud de unos 12 cm (si bien esto varía de una subespecie a otra). Presenta el casquete de un color rojo carmesí, la nuca, los lados de la cabeza, el cogote y el dorso son de color bruno oscuro con dibujo negro, la garganta es de color negro (a modo de babero, como en los machos de lúgano), las alas y la cola son de un color bruno muy oscuro, el obispillo es de color blanco ligeramente rosado, parte inferior del pecho y vientre de color blanco, patas negras y pico amarillento. Los machos, además, tienen la parte superior del pecho y de los flancos de un vivo color rojo.



Tiene un área de distribución muy extensa, siempre en latitudes norte, abarcando desde Europa (de Pirineos hacia arriba), Asia y Norteamérica.

En el mercado normalmente se pueden encontrar dos subespecies:
- Carduelis flammea flammea (de talla grande)
- Carduelis flammea cabaret (de talla pequeña)

Si bien existen bastantes más subespecies, resulta casi imposible encontrarlas a la venta, siendo además sus diferencias fenotípicas no demasiado notables respecto a la descrita anteriormente. Su análisis detallado se escapa del objetivo de este artículo.

Particularmente encuentro más atractiva la subespecie cabaret (de talla pequeña), ya que en la subespecie grande, a mi modo de ver, el sicerín pierde parte de su encanto, ya que es un pájaro bastante pesado, más lento y con movimientos menos gráciles de los que nos brinda su "primo pequeño", y es que para mí, en sus enérgicos movimientos, sus posturas acrobáticas y en su incansable vitalidad típica de los fringílidos de menor porte, reside gran parte de su atractivo

Alimentación.

El sicerín no es un pájaro demasiado delicado en lo que a la alimentación se refiere.
Tienen siempre un comedero con alpiste limpio a libre disposición y otro comedero con mixtura para lúganos (compuesta por perilla blanca, perilla bruna, negrillo, linaza, semillas salvajes, lechuga, sésamo, bella de noche, achicoria, semillas de alerce y cardo), que voy racionando dependiendo de la época del año, aumentando su proporción a medida que se va aproximando la época de cría. Hay que vigilar que el macho no engorde demasiado, ya que, como en casi todas las especies de fringílidos, puede tener tendencia a la obesidad y dificultar posteriormente la cópula.









Pinzón Vulgar

NOMBRE COMÚN: PINZÓN VULGAR

NOMBRE CIENTÍFICO: FRINGILLA COELEBS
FAMILIA: FRINGILIDOS
DESCRIPCIÓN: Uno de los pájaros más abundantes de nuestros Montes, junto al Carbonero Garrapinos, es fácil de reconocer tanto por su figura como por su canto. Se deja ver sin demasiados reparos. Es de pico cónico y fuerte como todos los fringílidos, con característica doble franja alar blanca y rectrices externas asimismo blancas. Luce un capirote de color gris azulado que le llega hasta la parte posterior del cuello, y las partes inferiores son de color rojizo arcilloso. El obispillo es verde amarillento. Su reclamo es un "chink" sonoro y penetrante (que puede confundirse con el del Carbonero Común), y a veces también un "chrrrrt", fácil de distinguir. En caso de alarma emite un "yuit" repetido de forma continua en tanto persista el peligro. Cría de forma aislada, defendiendo además celosamente su territorio y su pareja. He podido observar verdaderas luchas aéreas entre machos, que, como suspendidos del aire por hilos invisibles, se enfrentaban encarnizadamente, a fin de conquistar a su hembra y proteger su territorio. Como ocurre en todas las aves canoras, su canto es poderoso, con estrofas que le distinguen; sin embargo, hemos de aclarar, que su aprendizaje, en gran parte, no es innato sino por imitación de sus otros congéneres, de modo que las melodías pueden variar completamente según las distintas regiones donde vivan; de hecho, muchos fringílidos en cautividad son "enseñados" a cantar mediante copias de cantos que se les hace escuchar hasta su total aprendizaje. Su vuelo típicamente ondulante y los motivos alares y caudales de color blanco son datos de interés a la hora de su identificación. La hembra es de colores mucho menos contrastados, y pardos en general. En vuelo, -visto desde abajo- se observan dos colores: el rojizo del cuerpo combinado con el blanco de las partes inferiores de sus alas.


HÁBITAT: Debido al bajo contenido hídrico de su alimento, las aves granívoras están, en general, muy ligadas al agua. Especie ubiquista a la que se puede observar en los más diversos entornos, desde cualquier tipo de bosques, zonas de cultivo y sotos fluviales, hasta en parques y jardines. No obstante, como el Carbonero Garrapinos (ver ficha) o el Herrerillo Capuchino (ver ficha), siente cierta predilección por los bosques de coníferas. Es sedentario en la Península, sin embargo, como en otros casos, las poblaciones se incrementan en invierno con la llegada de numerosas bandadas, procedentes de toda Europa. Éstas se agrupan curiosamente por sexos; volviéndose a reagrupar para la siguiente temporada de cría. Incluso son las hembras las que, en su mayoría, realizan los desplazamientos migratorios, permaneciendo los machos en sus áreas de reproducción, sobre todo en el norte de Europa. Estas variaciones en el comportamiento migratorio están relacionadas con el sexo y la edad de los pinzones. Está comprobado que en este caso, las hembras viajan antes y más lejos que los machos, siendo su instinto migratorio mucho más fuerte e impetuoso. Este efecto no es único, sino que se presenta en otras especies de aves. Asimismo, son los jóvenes, por su menor apego al territorio, más decididos a la hora de iniciar su salto migratorio. Esta respuesta atípica en la conducta migratoria de los machos adultos, se produce debido a un comportamiento netamente territorial en relación a los territorios que fueron ocupados para la reproducción y que seguirán defendiendo. Finalizada la época estival, se reaviva en el macho el instinto sexual, lo que provoca de nuevo su canto; explicándose, de este modo, que por efecto de las hormonas sexuales quede inhibido el impulso migratorio. Puesta en marcha la migración, grandes bandadas se detienen en la Península y otras prosiguen su viaje migratorio hasta África. A menudo, se mezclan con de bandadas de Pinzones Reales, que se detienen en nuestro país como área más meridional de sus cuarteles de invierno. Al volverse tan sociables en la temporada invernal, podemos observar al Pinzón Vulgar comiendo junto a Verderones, Pinzones Reales, Pardillos, Escribanos o Jilgueros.


COSTUMBRES: Se alimenta de todo tipo de semillas, granos y también de insectos (sobre todo durante la cría). También ejerce una importante acción beneficiosa: puede consumir diariamente hasta 100 orugas de la falena del pino, evitando la proliferación, junto s herrerillos y carboneros, de las orugas de esta mariposa que se alimenta de las hojas de las coníferas y retarda su crecimiento. Incuba la hembra, como ocurre en la mayoría de los fringílidos. Hasta dos puestas, por lo general, de 4 huevos. Nutre a los pollos de insectos y gusanos obtenidos del suelo, donde es habitual verles comer. El nido es muy elaborado y tupido, con partes interiores a base de materiales diversos como plumas, crines, lanas y musgo que lo convierte en un habitáculo confortables, seguro y térmicamente aislado. Las partes exteriores estarán dotadas de material más duro y líquenes que darán, consistencia y mimetismo, respectivamente, al conjunto. Este trabajo puede obligar a la hembra a realizar hasta 1.300 viajes de ida y venida para su construcción.











PINZON AZUL
U
nico en el mundo el hermoso Pinzón Azul del Teide, habita en los mayores pinares de Tenerife y Gran Canaria, constituyendo en cada isla una distinta subespecie. Es un ave confiada, ya que apenas teme al hombre, dejando que este se aproxime extremadamente antes de huir. Desgraciadamente, esta confianza, que debía haber contribuido a que se respetase, ha servido a muchos coleccionistas para hacerse con cantidades de estos pinzones, destinados a los museos de otros paises, considerandose hoy día en peligro de extinción.

Las zonas más frecuentadas por estos pinzones son los altos pinares, aunque ocasionalmente también se les puede ver en los bosques de laurel o por encima del pinar, entre los grandes brezos arbóreos y retamas, internándose algunas veces en las desoladas alturas.

Identificación: Coloración general azul oscuro en el macho, siendo el vientre y las partes bajas blancuzcas; la hebra de un tono más apagado; la frente de los machos viejos, es más oscura, y como casi todos los pinzones muestra una ligera cresta cuando se alarma.
Nidificación: La pareja construye el nido en pinos, aunque ocasionalmente también utiliza otros árboles o incluso arbustos; lo construyen con acículas de pino, musgo y líquenes y forrado con pelos y plumas; ponen dos huevos que incuba la hembra, mientras el macho es el encargado de cebarla mientras dura la incubación que es aproximadamente de dos semanas; la alimentación de los pollos es a cargo de ambos padres. Una sola cría al anual.
Alimentación: Principalmente semillas de pino y algún insecto.
Hábitat: Bosques.










PINZON REAL
En octubre, coincidiendo con las primeras heladas, aparecen en nuestro país los bandos de pinzones reales nórdicos. Con frecuencia se les ve asociados con otras especies granívoras en los rastrojos, alrededores de granjas e incluso a veces en los jardines. Pero su medio favorito en invierno es el hayal, único que puede procurar alimento a los inmensos bandos que se forman en esta estación. Pasan la noche en un dormidero donde convergen todos los pájaros de la zona, en un radio de más de 10 kilómetros.

Los machos comienzan en primavera a adquirir su rica librea nupcial, en la que destaca un naranja vivo resaltado por un negro lustroso. En nuestro país prácticamente no se les oye cantar nunca, ni lanzar su grito monótono, tan parecido al del Verderón Común. Se reproducen en los bosques más septentrionales del mundo, la taiga, y sobre todo en los últimos y desmedrados abedulares, cuyas escasas hojas resaltan su plumaje. Posado en las ramas, el macho, poco arisco, desgrana un grito nasal, mezclándolo con las llamadas melodiosas de los Chorlitos Dorados que crían en las vecinas turberas.

Identificación: Obispillo blanco; macho, pecho y mancha en los hombros, blanco ocráceo anaranjado; cabeza y partes superiores negro brillante en verano, en invierno moteado de pardo; hembra, partes superiores pardo apagado.
Nidificación: Nidifica en Escandinavia y Siberia; construye, en árbol, un nido en forma de copa profunda; puesta, de mayo a junio, normalmente de 6 a 7 huevos azul verdoso o pardo oliváceo con puntos y rayas oscuras; incubación, sólo por la hembra, de unos 13 días; los pollos, alimentados por la pareja, dejan el nido sobre los 15 días.
Alimentación: Semillas, hayucos, grano; algunas veces bayas; en primavera insectos.
Hábitat: Cultivos.








Serinus canaria 12,5 cm.






Pocos viajeros reconocerían a pesar de haberse convertido en animal doméstico criado como tal en todo el mundo, al Canario, algunos ejemplares fueron transportados a España a finales del siglo XV, el canario se adaptó tan admirablemente a la cautividad que cien años mas tarde ya se hallaba extendido por toda Europa, haciendo las delicias de refinados señores que se recreaban en cultivar nuevas formas y colores, al tiempo que seleccionaban magníficos ejemplares cantores. Debido a esta práctica la mayoría de los canarios que se mantienen enjaulados sólo recuerdan muy vagamente a sus antepasados salvajes.
Mediante el cruce de este canario silvestre con el Verdecillo Serinus serinus, se obtuvieron los primeros canarios cantores amarillos.
Se cuenta, que en 1406, Juan de Betancurt los obsequió en Francia a la reina Isabel de Babiera. Al reproducirse fácilmente en jaula, el canario de carácter alegre, conquistó muy pronto todas las cortes señoriales, y su cría se difundió en el siglo XVI por toda Europa occidental.
Identificación: Mayor que el Verdecillo, plumaje general amarillento, con el dorso grisáceo y la parte inferior del vientre de color claro. Flancos moteados. Las hembras son de un colorido parecido pero menos brillante, mucho más grisáceo, lo que las hace parecer casi verdosas.
Nidificación: El celo comienza muy temprano, pues ya en enero es posible observar a los machos entregados con ardor a sus cánticos y vuelos nupciales. La época de nidificación varía mucho en las diferentes islas, ya que en Tenerife, por ejemplo, suele ser más precoz que en Gran Canaria, y también con la altitud. Construyen el nido sobre una altura de 4 a 6 metros, en plataneras, laureles, pinos, etc., confeccionado con fibras vegetales, hierbas y tapizado de líquenes; pone de 4 a 5 huevos de color verde azulado con manchas; incubación de unos 15 días sólo por la hembra; los pollos alimentados por ambos padres, vuelan sobre las tres semanas.
Alimentación: Semillas, frutas y durante la cría insectos.
Hábitat: Parques y jardines.





Carduelis spinus 12 cm.








Estos bonitos pájaros adornan con su plumaje amarillo vivo los ramajes desnudos de los árboles, adoptando acrobáticas posturas para alcanzar los brotes de las puntas de las ramas. Esta búsqueda, interrumpida por vuelos y gritos alegres – «tli» en vuelo, «tsui» o trinos posado –, ocupa todo el corto día invernal.

En la época de cría los machos vuelan por encima de sus territorios en vuelo nupcial, y su canto, entrecortado con trinos, resuena en los bosques de coníferas o en las poblaciones de alisos.

Ruidosos y fáciles de advertir, ordinariamente se tornan muy discretos en tiempo de cría, hasta tal punto que una antigua leyenda germana suponía que estos pájaros introducían en el nido una piedra mágica que les hacía invisibles. Si la comida es abundante y la temperatura no muy severa se reproducen en época muy temprana, casi en pleno invierno, cuando las parejas se forman dentro de los grupos.

El Lúgano es uno de los pájaros que comúnmente se enjaula, como ocurre con los jilgueros, pardillos y otros fringílidos.


Identificación: Plumaje verdiamarillo, con listas oscuras en dorso y flancos; vuelo ondulante típico de fringílido; el macho con babero y frente negros, la hembra más apagada.

Nidificación: Ambos sexos construyen un nido cuidado y compacto, en lo alto de una conífera, de ramitas, líquenes, musgo y lana, forrado con raicillas, pelo, plumas y plumón; pone, en abril-junio, de 3 a 5 huevos azules claro, manchados y rayados de rojo púrpura; incubación, sólo por la hembra, normalmente de 11 a 12 días; los pollos, alimentados al principio sólo por la hembra, vuelan al cabo de unos 15 días; normalmente dos crías.

Alimentación: Principalmente semillas de árboles y de hierbas; insectos durante la época de cría.

Hábitat: Cultivos.

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